El Evangelio según Juan fue escrito con el propósito específico de producir y aumentar la fe genuina del lector. No hay otro libro inspirado que tenga el propósito específico declarado de presentar evidencia adecuada para dotarnos de una fe adecuada para alcanzar la vida eterna: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).